Los tratamientos para mejorar la disposición de la dentadura utilizan diferentes tipos de ortodoncia que, en general, no suelen ser discretos. La ortodoncia invisible es una alternativa a los tratamientos tradicionales, por ejemplo, con brackets.
La ortodoncia invisible es transparente y resulta la mejor opción para quienes valoran el factor estético durante el tiempo que dura su tratamiento.
Estos alineadores son fabricados en plástico mediante programas informáticos en 3D que realizan una simulación virtual de la dentadura, desde que se inicia el tratamiento y durante toda la duración del mismo, hasta llegar a la posición deseada. Con él, el especialista puede determinar la evolución del tratamiento en cada momento.
Los alineadores se cambian cada dos semanas aproximadamente. En algunas ocasiones el cambio de férula puede realizarlo el propio paciente en su casa siguiendo las indicaciones del especialista, con lo cual se puede retrasar la visita al consultorio.
Pero, ¿tiene esta ortodoncia invisible otras ventajas además de la estética? La respuesta es sí y, además, tiene varias: